4/12/13

Utopías

La nieta, inquieta y sin saber a quién recurrir, le pidió a la abuela algún consejo para conseguir olvidar a quien más deseaba, pero no le sirvió. Probó con el abuelo, siempre tan donjuán, pero tampoco obtuvo resultado. Incluso se encerró en su habitación con una pequeña vela y le contó el problema a su perrita, fallecida hace apenas algunos meses. Quiso mantener su mente ocupada, ya que a veces también la inundaba el tremendo duelo de su querido animal, de modo que se empapó de cine, de teatro, de música, de arte y de literatura. En aquel mundo pudo vivir mil y un romances con sus cientos de príncipes modelados por su imaginación, pudo tener consigo de nuevo a su mascota, junto con otras más, y hasta comenzó a escribir sobre lo que la atormentaba. Con el paso de los años consiguió olvidar todo lo que la inquietaba desde un principio, y, una vez desintoxicada, no supo volver a vivir.

9/9/13

Alzheimer evolutivo

Temo olvidar mi pasado. Cuando escucho algo sobre autobiografías me entra pánico, pues pienso que yo no sería capaz de escribir mi vida de nuevo. Tengo miedo de olvidar lo que he sido y el aprendizaje gradual que he ido adquiriendo. Apenas recuerdo la primera vez que me sostuve sobre dos ruedas en la bicicleta, la primera vez que leí un libro, la primera vez que tomé alcohol (quizás porque bebí demasiado), la primera vez que di cuatro brazadas seguidas en el mar sin ahogarme, la primera vez que compré una chuchería, la primera vez que conocí la muerte... Me da vértigo pensar que iré olvidando poco a poco los detalles esenciales de ese no tan lejano pasado que ha sido el pilar fundamental del edificio que ahora mantengo y soy, aunque aún me quede pagar toda la hipoteca, reformar la fachada y darle alguna mano de pintura al interior.

27/8/13

Peter Pan

Mi cuerpo pedía a gritos que me desahogase, aunque fuese delante de aquella mujer con la que apenas había tratado en persona. Es curioso, pero a veces no sirve de nada que la gente de tu círculo te escuche: suele haber inútiles prejuicios de por medio, suelen pecar de conocerte demasiado y así pensar que te dan el consejo perfecto. A veces sólo necesitas a alguien que no conozca tu alrededor, una persona ajena a tu entorno que esté cerca de ti aún en la distancia… Alguien que todavía guarde a su Peter Pan para ir contagiando verdaderas sonrisas de niño.

Fragantes recuerdos

Al oler aquella fragancia me trasladé a mi más plena adolescencia. El mundo desapareció de mi alrededor en aquel momento y recordé aquellos buenos años en el instituto cuando, al rozar la piel del chico prohibido que me gustaba, sentía que me encontraba en el paraíso más absoluto: el tiempo se detenía y sólo percibía cómo su roce removía todas las células de mi organismo, nuestros poros encajando cual puzzle pasional cuyas piezas arden de deseo; un volcán que acecha al fruto prohibido hasta estallar y acabar con su propia existencia.

23/6/13

El café

El café. A priori, una simple bebida muy querida y consumida por todos, pero, ¿qué esconde en realidad? El café es una ayuda para la vida, y no precisamente por sus estimulantes. Es la excusa perfecta para charlar, para ver a alguien a quien quieres, para estar también con alguien a quien no quieres tanto, para quedar con quien te da vergüenza, para reír, para llorar. Para vivir, sí, y también para sentir. Es el protagonista y el confidente de las conversaciones, el que guarda los secretos, el que te desvela y despierta, quizás a veces demasiado. Con el que estudias o te relajas, con el que disfrutas de un paisaje campestre o urbano, con el que prolongas las comidas, con el que llenas de aroma tu cocina, aquel que te hace recordar u olvidar un mal día. Variado en sabores y tamaños, componente diario en los desayunos, tomado en invierno o en verano. Basta con algo de suelto, idóneo para estos tiempos. Además, es internacional y se pronuncia igual en francés, manteniendo la tilde hasta en inglés. Solo o acompañado, nos llena de vida, a veces de mal humor, pero siempre te acompañará su sabor. Esto, amigos, es aquella sustancia que, tímidamente, da vueltas dentro de la taza mientras la movéis. Acordaos siempre de ello; el café, simple bebida a priori, esconde toda una vida a posteriori.

1/6/13

Una cuestión de tiempo

“Ha llegado la hora de que experimentéis el momento más duro que posiblemente os encontréis en vuestras vidas. Todo el mundo lo hemos vivido, y hoy me toca a mí ser partícipe de vuestra experiencia.” – El profesor deja la tiza que le había servido para su explicación anterior y se pone frente a la clase, que se vuelve a colocar tomando nuevas posiciones. – “Hijos, ¿sabéis que hay un mundo completamente distinto a éste no muy lejos de aquí? Lo he visitado unas cuantas veces y es totalmente descabellado y cruel; es incomprensible su comportamiento” – cuenta el sabio y anciano fénix a sus alumnos, ahora pendientes de él, una soleada mañana en la escuela. – “Los hombres acaban con los animales sin compasión. Están atormentados. Y lo que es peor, ¡se matan entre ellos! Cada vez que voy allí se consume mi tranquilidad…”. – Los alumnos, todos aún pequeños, escuchan perplejos aquellas palabras: unos sentados en las sillas, otros reposando sobre el frío suelo y el sabio profesor encima de la mesa llamando su atención. A continuación, el anciano señala el paisaje a través de la ventana – “¿Veis esos árboles que se alzan enfrente? Sí, sí, aquellos, vuestros favoritos, nuestros hermanos, los que nos proporcionan agradable sombra, buen reposo y nos enriquecen con sus frutos… ¡Pues esos hombres los matan también!” – Los alumnos se estremecen desde sus sitios. Atónitos frente a lo que están escuchando, encuentran inconcebible un mundo así. – “Y por si fuera poco… mirad allí arriba… ¿Veis el cielo azul, el que nos envuelve a todos por el día, tornándose oscuro por la noche para dejarnos descansar? ¡Pues tienen una sustancia grisácea y tóxica con la que lo infectan! – Súbitamente todos se tapan los oídos y cierran los ojos con fuerza para no escuchar más las insensibles palabras de su maestro; no les gusta esa historia. De repente suena el timbre y se alzan dispuestos a salir de aquella tormentosa clase. – “Vaya, vaya, vaya… Salvados por la campana, ¿eh? Ya seguiremos otro día…”. – Tras esto, corren despavoridos tropezándose entre sí mientras el profesor, alzando el vuelo, marcha tranquilamente de la clase antes que ninguno. En efecto: aquellos alumnos eran humanos.

6/4/13

Para el que fue mi "Pardalet"

¡Háblame! 
Necesito escucharte.
Que tu voz varonil y segura penetre en mi ser
y me ayude a no olvidarte. 

¡Susúrrame!
Hazlo de verdad y al oído;
suave, cercano, lento.
Cuéntame que no te has ido.

¡Llámame!
Deja que me halle en tu figura.
Que sea la única, tu única,
presencia seductora y distraída.

¡Bésame!
Bésame con fuerza, ternura,
de día, de noche,
pasión, dulzura.

¡No me olvides, sigo aquí!
Tu dulce música me seduce a cada instante.
¡Vuela alto, acércate!
Como aquel cálido e intenso suspiro.

Lágrimas reflejan mis días,
soledad mi devenir.
Y recuerda que siempre lloraré:
"¡Oh Pardalet, vuelve a mí!"